02 octubre 2011

"2 de octubre no se olvida" 43 años después


2 de octubre y la memoria de una generación comprometida con su país, con su raza y con su espíritu. Habemos muchos que debemos aprender aún bastante de ellos... No se olvida.

Parece que cada año en México, en esta fecha, se rememora un acontecimiento histórico que unificó la fuerza social del componente civil, organizada sobre el cimiento de la causa estudiantil de una generación de jóvenes caracterizados por el activismo, la formación de nuevas ideas, la decisión, la exigencia, la ola revolucionaria de América y la tragedia de México.

El régimen Díaz Ordaz-Echeverría Álvarez representó en nuestro país la ceguera y sordera que a menudo invade a la clase gobernante cuando el miedo, la ignorancia, la imposición, la incapacidad, la intolerancia, la sinrazón, la estupidez y el empalagoso sabor del poder recibido por incompetentes pseudo-políticos rebasan en su conjunto la responsabilidad y el honroso deber de conducir y procurar el bienestar de toda una nación compuesta por algo más que Población, Territorio y Gobierno, algo más que un Estado y su Soberanía; sino por ciudadanos que conforman generaciones que constituyen el pasado, presente y futuro de un país. Las decisiones que tome una administración de seis años impactará el curso de las vidas de las generaciones que por lo menos los próximos 40 años representan potencialmente la recaudación fiscal, los usuarios de servicios públicos, los líderes familiares y sociales en escuelas y centros de trabajo, los investigadores de la ciencia en México, los actores políticos que, a su vez, transformarán la realidad de las siguientes generaciones durante los siguientes 40 años; de modo que las decisiones y acciones tomadas engarzan diversas realidades por construir en el porvenir, como trayectorias con saltos que tarde o temprano convergerán en sus roles de líderes, hijos, madres, profesores, empresarias, etc.

Muchos comentarios, análisis y trabajos de investigación se han realizado en torno el tema; sin embargo, poco esfuerzo se ha hecho por recuperar ese espíritu decisivo e imponente y por inculcarlo a los nuevos jóvenes y por estructurarlo en las instituciones educativas y formativas del país. Poco se ha hecho por preocuparnos en preparar una superestructura que sea el reflejo del aprendizaje de la fuerza activa que tanto los jóvenes del 68 como los del 71 poseían y cambiaron el curso de México. Usualmente se estudian los movimientos sociales como una historia pasiva, lo que ya fue, tan lejano y anecdotario. Las huelgas de Cananea y Río Blanco de inicio de siglo XX, los movimientos estudiantiles y obreros, los movimientos revolucionarios tan trabajados y diseñados para ocupar páginas de los libros de primaria, secundaria y milagrosamente de preparatoria.

Pero no se está rescatando la verdadera valía de esos músculos de la historia de México, que es la actitud de cambio, la fuerza de decisión, la valentía de cambiar las cosas aplicadas ahora a una nueva realidad que tanto gusta llamarla post-moderna, pero que es carente de sentido, de vías de acción, de escuchas y de reflexión.

Pensemos en el 2 de octubre del tan lejano 1968, como la generación que fue capaz de moverse desde sus bases juveniles. Observemos a los movimientos que hoy en día intentan cambiar las lamentables circunstancias sociales del país y notemos que están lideradas por miembros de esa misma generación o de las inmediatas posteriores que aprendieron de ellas, y preguntemos a dónde está la nueva fuerza estudiantil y profesional joven, en las cifras estadísticas (que de estadísticas no tienen nada, son solo sumas y restas que son palpables por todos) de los que ni estudian ni trabajan, en las fronteras intentando el sueño americano ahora estancado y más xenofóbico, en las redes sociales que no han revolucionado al país como en la otra mitad del mundo, siendo espectadores, siendo lectores, siendo todo menos protagonistas de lo que mañana debió ser nuestra tarea por los que vienen detrás de nosotros.

Ocaso de líderes y envejecimiento de estructuras nos distingue.

¡2 de octubre, no lo olvidemos, aprendamos, recuperemos, transformemos, involucrémonos, modernicemos, actuemos, tecnifiquemos, digitalicemos, revolucionemos, cambiemos, responsabilicémonos!

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