22 enero 2011

Temporada de Siembra

Incertidumbre, riesgo y puntos de decisiones, de inflexiones, fueron lo que representaron, al menos, los últimos dos años. Sin embargo, el horizonte más próximo se ve a media distancia, dispuesto a ser modelado bajo los propósitos que uno se proponga y con las herramientas que uno acumule durante el transcurso del viaje hasta nuestro destino.

Por eso, este año es un año de preparación, de esfuerzo y de cambios concentricos, cuyo eje sin duda alguna, debemos ser nosotros mismos. Los principios que se decidan como marco referencial de nuestras acciones dirigirán las estrategias que empleemos durante 2012 y 2013, por lo menos. Pensar que el largo plazo empieza hoy mismo y en reordernar los factores, en este caso sí puede cambiar el producto de nuestro hacer.

Este año es un año de siembra, representa la labor que debemos completar de forma previa a el arribo de los cambios que acompañen los próximos años: años electorales, años de reestructuración mundial del comercio, de las potencias y de las regiones que liderean el impulso mundial, año de replanteamientos teróricos y de oportunidades que se presentan una sola vez.

Depende de cada uno transformar nuestro futuro en lo que puede ser o, en lo que pudo ser. Pensar que la suerte del porvenir se define en un brindis con doce uvas, en una oración o en una elección en la cual no participamos pero si reprochamos, es cooperar al Cæterīs paribus mantenido desde hace más de 15 años como país y cuidadanos. No olvidemos que en ese camino de cambio no vamos solos y que todo lo que hamos, o dejemos de hacer, tendrá impacto en los que nos rodean. Saquemos provecho del orden del caos y las reacciones en cadena que deberemos aprender a leer.

Empecemos pues, la temporada de siembra requiere de acciones.

19 enero 2011

Vitalismo

Vitalismo: de la negación al reencuentro con la verdad inmersa en uno mismo. Nihilismo mal interpretado y desatentido canto a la vida de la sobreposición del hombre.

De la Mayéutica a la práctica discursiva de sonoro contenido, mensajero de una perspectiva que nos agobia a todos.

Pasar de la crítica al cambio, al verbo que nos conduzca a un estado de bienestar, es la tarea como individuos en convivencia en un país lleno de ironías, de líderes con resistencia al cambio, de apatía ciudadana, de ojos secos... de asombro cansado.

Actitud de servicio y humildad en el actuar requerimos para descubrirnos como colegas de un proyecto llamado patria, familia o trabajo. Recordar que nos debemos a uno mismo para construir el bien de todos es lo que conducirá la formación de nuevos valores sociales que levantarán el polvo de un camino sinuoso en el que la colaboración y el valor del deber ser recobrará sentido.

Coraje para afirmar que un cambio no empieza con una simple idea o con la demagogia, sino con un paso firme y virtuoso hacia el objetivo que nos conduce, sin etiquetas religiosas ni oportunistas tendencias conductivistas electorales.

¿qué podemos hacer? ¿cómo podemos tener impacto? ¿a dónde empezamos?

La respuesta no se escribe, se ejecuta.

En este momento comienzo a construir en compañía de otros cuidadanos, lo que visualizamos como el imperativo categórico del cuidadano mexicano, es decir, sin formalismos, mi grano de arena a un mar que estamos dispuestos a cruzar...