"El historiador considera que para revertir estas tendencias se requieren adoptar nuevas políticas y nuevas formas de organización económico y social más equitativas. Pero las grandes compañías y bancos globales se oponen a ello porque argumentan que los aumentos salariales y las prestaciones sociales reducen su eficiencia y sus ganancias. “No reconocen que se ha llegado al límite del modelo de mercados y empresas siempre eficientes en tanto genera sociedades cada vez más desiguales, y por ende sujetos a más contradicciones internas y conflictos, lo cual pone en cuestión la gobernanza democrática”.
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